Día Internacional de la Mujer
La literatura, además de sus valores estéticos y artísticos, manifiesta una visión del mundo y un contenido social e individual que transciende al texto, porque también es comunicación y ofrece un discurso que nos va configurando como personas. Además, nos ofrece experiencias colectivas con las que podemos identificarnos o no, pero que van conformando nuestro imaginario social e individual. Como dice la escritora canaria Tina Suárez: “No hay ficción que no encubra una verdad”. A través de la escritura y la lectura reflexionamos sobre nuestras realidades y construimos otros mundos posibles, otros mundos desconocidos, otras perspectivas silenciadas, como ha ocurrido con la literatura de las escritoras. Escribir y leer en clave feminista supone descubrir una parte de la realidad ninguneada, escuchar voces ocultadas y proponer otros modelos de identificación que enriquecen nuestra manera de acercarnos y conocer el mundo. Y también es un espacio donde construir redes comunitarias de afectos y de reflexión, de crítica y de pensamiento, donde crear un discurso alternativo al que nos han contado:
“no me canso de ser mujer bruja y arpía
ni de estar loca
mía es la transgresión
mío es el cauce turbio de las hemorragias
y me preparo para el día en que llaméis
al mundo por mi nombre“
(Tina Suárez, El principio activo de la oblicuidad)
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